Escondrijos de un poeta inseguro
Poemas de Óscar C. Cano reflejados en la antología La Grieta. 1ª Ed. Bandaàparte.
En 2017 fui seleccionado finalista en los premios UCOpoética junto a otros cuatro escritores. Durante una semana de talleres con el escritor Javier Fernández -del que os recomiendo su libro Canal, (2016; ganador del XXIII Premio Ciudad de Córdoba “Ricardo Molina”)- pulimos los textos seleccionados por el jurado y añadimos alguno extra. Se reunieron todos ellos en la antología La grieta, publicada en la editorial Bandaàparte.
Hoy he querido compartir aquí los poemas que llevaron mi firma, tal y como fueron publicados en el 2017. No voy a avergonzarme como solemos hacer cuando compartimos algo escrito hace tiempo, aunque he de reconocer que ha sido el primer impulso. Llevo tiempo sin escribir poesía de forma habitual y ya no me mueven los mismos temas. Sin embargo, son poemas en los que confío y desde los que sigo hablando aún (y en los que me sigo escondiendo) cuando la realidad urbanizada me desgasta.
Disfrutadlos. Y perdonad sus errores de principiante.
Hemos asfaltado en el camino,
dejando un rastro de vereda,
lo que era pasto en la llanura.
Barro que despierta la tormenta.
Gritos de entre las raíces.
Y la tierra.
A fuerza de gritar se quedó mudo.
Y su eco fue la piedra.
Sólo ligero de carga
escalarás la montaña.
Pregúntale a los pájaros
si conocen el barranco.
El aire queda suspendido.
En la umbría, la piedra rezuma lenta un líquido.
La raigambre asoma incompleta.
No tienen que hablar los árboles.
Ojalá fuese cigarra
y quedase enterrada
pero despierta.
Ojalá entonces
el silencio bajo la tierra.
Tras horas caminando sigo viendo,
agotado, paisajes sin metáforas.
Me siento a esperar la noche.
PLANICIE
Un cielo blanco.
En él, un pájaro
bate las alas obstinado.
Hierba parda y recia.
No hay árboles cerca
desde los que alzar el vuelo.
Avanza lento,
sin mucha altura,
demasiado quieto.
Un cielo blanco deshabitado
y un pájaro volando.
ESPACIO
En mi casa habita
un silencio sordo como de lluvia seca.
Emana relente de las paredes:
un ámbito áspero como la tapia.
Murmullos de restos de cáscaras y nidos
cogen polvo por los rincones.
Los detalles harán de mí un despojo.
ESTANCIA
En la montaña, he caminado sin descanso
porque no existe el cansancio.
He bebido agua del arroyo
y he soñado
con la madera podrida del árbol del barranco.
Atrás queda la niebla.
Ahora todo es silencio.
Volverán en el río, a la llanura,
los restos de este cuerpo.